En la vida hay dos momentos, el de pedir bendiciones y el de contarlas o agradecerlas. El primer momento se da comúnmente cuando experimentamos carencia, dolor o preocupación y el segundo que raramente nos acordamos de valorar, se práctica cuando superamos milagrosamente un problema que parecía insalvable. Vivir en la gracia es entender que con la copa llena hasta el borde es momento de agradecer, pero también es la hora precisa de empezar un nuevo reto, o buscar una copa más grande; en pocas palabras, fijar un punto en el infinito que nos mueva a trabajar, a dar lo mejor de nosotros y desde luego a sufrir un poco; esto significa que hay que salir de la comodidad de la poltrona, sacudir el cuerpo e ir por mas, afinando los sentidos, buscando nuestros límites y pidiendo el auxilio de la mano divina para que nos dé la oportunidad de llegar muy lejos. Hoy despabílate, agradece y ve por todo, la carencia no tiene por qué llegar!
Que Dios Nos Bendiga!
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