Nada es más decepcionante que ver a los fuertes hacer escarnio de quienes no saben o no pueden protegerse a sí mismos. La figura de la madre es sin duda la imagen más venerada por la humanidad, no sólo por su capacidad de amar y dar vida, si no por el arrojo y tesón con el que se enfrentan a cualquier villanía para preservar el bienestar de sus hijos. La presencia de la obscuridad y el yugo de la injusticia prevalecerán mientras los poderosos no se transformen y brinden a los desvalidos la protección y el cobijo que requieren independientemente de sus ideas, creencias, etnias, origen o posición social. Cuando logremos que en la tierra el derecho a la igualdad y la seguridad de los más débiles sean preceptos garantizados por quienes detentan el poder, conocernos el verdadero brillo de la luz y disfrutaremos autentica paz y armonía imperecedera. Hoy date cuenta cuando tienes el poder y protege a quien lo necesita.
Que Dios nos Bendiga!
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