Cuando la rutina negativa nos atrapa y caemos en una espiral descendente que se acelera y complica continuamente, entonces la salida se hace angosta y el control se pierde. Algunas veces la manía concierne en un patrón aparentemente intrascendente simple e incluso inocente, pero como todo en la vida al rodar cuesta abajo la bola de nieve se hace grande, acumula pesó y desarrolla velocidad hasta alcanzar una feroz y destructiva maza que puede terminar con todo lo que se ponga en su camino. Cuando la negatividad te atrape piensa en un punto positivo, gana un minuto de sostén y revierte en seco el rumbo de esa avalancha. La clave esta en una pequeña acción positiva, has un plan pequeño y cumple, ve al gimnasio y supera una meta, deja en seco el tabaco o el alcohol por un día, una semana o un mes, abandona los carbohidratos, limpia tu garage, ordena tus cajones o simplemente dona algo que atesorabas sin permitir beneficio para nadie. Es increíble como el cambio de dirección se manifiesta en seguida y el peso en tu abdomen se transforma en músculos en tus piernas que te permiten emprender de nuevo el acenso. Los primeros días puede resultar lento, pero si resistes un par de semanas, luego los meses parecerán minutos y tarde o temprano estarás de nuevo imbatible corriendo en pos de tu felicidad.
Que Dios Nos Bendiga!
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