Todas las mañanas al amanecer pide a la luz que te conceda tres deseos. El primer pedido es que te acompañe en tu esfuerzo por ser consciente, solo así estarás firmemente parado sobre la tierra, con la mente en el aquí y ahora y trabajando en cuerpo y alma por hacer de este instante algo que cuente en tu paso por la vida; tal ves solo des un paso en el sentido correcto, pero ese paso es fundamental para alcanzar la plenitud. La segunda petición consiste en que tengas ojos para verte a ti mismo, cada persona que pasa frente a ti es un espejo en el que veras lo mejor y lo peor de tu persona, mira con atención y permite que esos ojos mágicos te vean desde arriba, porque así serás proactivo y harás de tus actos bendiciones y no barreras que se interpongan entre tu y la felicidad. Finalmente solicita a la luz como tercer deseo que te entregue el don de la magnanimidad, porque al perdonar a los otros aligeraras tu carga y recuperaras tu fuerza; solo quien es capaz de perdonar las ofensas ajenas tiene la gracia de perdonarse a si mismo, recuerda que no hay senda imperfecta y en tu paso por la vida se presentarán las lecciones que requiere tu alma, aprende de cada instante y agradece la experiencia cuando sea grata porque aliviara tu mente y cuando lastime porque engrandecerá tu espíritu.
Que Dios Nos Bendiga!
Estos tres deseos por destino los tienes concedidos, pero para sacar el tesoro del cofre primero hay que querer encontrarlo. Si no encuentras en esto oro y plata quizás es por que solo es un mapa y la mejor manera de leerlo es compartiendo con alguien que busca.
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