La vida se compone de dos sensaciones básicas: carencia o ilusión; en ambos casos se supone la necesidad de algo especifico y especial, sin embargo, la carencia se distingue por la auto compasión que siente el que considera que le falta algo aparentemente indispensable y por lo tanto se siente incomodo o triste. Mientras que por otro lado, la ilusión implica la alegría de sentir antes de tener lo que deseamos, este sentimiento previo enarbola el placer o la felicidad que surgirá cuando se logre la satisfacción que implica la gracia que sabemos digna de nosotros, alcanzable e ideal para mejorar nuestras vidas. Quien sufre la carencia esta en posición de negarse la felicidad y el acceso a lo que considera esencial porque lo ve perdido, su idiosincracia le estorba para poseerlo y su tozudez ante la suerte o la felicidad presentes, le orilla a bloquear y perder lo que ha obtenido sin llegar su disfrute. El deseo es Luz, es la gracia de Dios y el motivo de la mas grande felicidad cuando vivimos en la ilusión, con esta actitud, el deseo esta siempre diseñado para conseguirse y entre mas trabajo y sacrificios cueste, es mayor la satisfacción o luz que producirá al presentarse. Cuando alguien vive en la carencia, su ego y sus ideas se constituyen en un delgado velo fácil de rasgar, que los necios mantienen ocultando la Luz que existe especialmente para ellos. Rasgar el velo y cambiar la carencia por ilusión es la diferencia entre vivir en la decepción o la alegría y aun cuando es un proceso complejo es precisamente la razón por la que estamos en este plano ya que nuestro objetivo es alcanzar los objetos de nuestra ilusión. Hoy desprecia la negatividad y encuentra los motivos que te ilusionen, que la Luz brille para ti y Que Dios Nos Bendiga!
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