sábado, 29 de septiembre de 2012

El merecimiento.

Hay dichos famosos como ese que reza: Cada pueblo tiene el gobierno que se merece y son tan ciertos como que nada de lo que nos pasa es producto de la casualidad. Cuando comprendemos que en la vida obtenemos solo el producto de lo que hemos sembrado y nos percatamos de que la vida a que nos referimos es mucho más extensa que ochenta o cien años en este plano, entonces entendemos que lo bueno y lo malo que nos sucede es consecuencia de algo que hicimos en un pasado infinito o de un reto particular que venimos a superar. Cuando observamos lo anterior, caemos en la cuenta de que el merecimiento es real pero la expectativa a corto plazo puede ser una trampa que nos haga caer en confianza excesiva, auto condescendencia o inacción. Hoy recuerda que no puedes esperar por el premio por tus buenos actos ya que ese está quieto más adelante y sólo con la acción positiva, generosa y esforzada nos acercaremos hasta llegar a esa recompensa sin duda ni excepción.
Si captamos esta idea, seguro dejaremos el cómodo sillón frente a la tele y nos pondremos a trabajar.
Que Dios nos Bendiga!

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